viernes, 10 de abril de 2009

Sobre la dispersión y la falta de concentración. Confianza.

Hay días que parece como si hubieras encontrado el camino, en los que de pronto sabes lo que tienes que hacer y ya no hay dudas, los nubarrones pasan, el cielo se abre y la luz se te aparece mostrándote el camino con total claridad.

Son esos días en los que te despiertas muy temprano, cuando todavía la noche se resiste a ser día, y te levantas impulsado por una extraña fuerza, con esa confianza que te da la convicción y el saber. Días como hoy en los que, a pesar de haber trabajado hasta la madrugada, no importa haber dormido a penas tres o cuatro horas. Te levantas y empiezas a escribir.

Te levantas y comienzas una nueva etapa de tu particular "tour". Atrás quedan esas terribles etapas de montaña, ascensos a puertos de dudas e indecisión, jornadas de profundo cansancio y desgaste por falta de claridad. Pero hoy toca escapada, hoy aprovechamos la luz que nos brinda el sol, y hoy te das cuenta más que nunca de lo importante que es haber sido "pelotón" durante tantos días.

A esos previos de duda y de incertidumbre muchos lo llaman dispersión, y a tí te llaman a que te centres, y te reclaman concentración. Pero no es ni confusión ni dispersión ni falta de capacidad para centrarse. Es la crisis del emprendedor, es el abismo del pensador, es la metamorfosis de la larva, es simplemente la catarsis del creador... tan necesarios como los cimientos para un buen edificio!!

Así que, desde mi retiro de Villaviciosa de Odón, mi recomendación de hoy es que si tenéis dudas, no os inquietéis, porque es bueno. Y a los cantos de sirena, ni caso.

Y con la tranquilidad de este pensamiento, mientras la familia todavía duerme, me voy silbando a ver si algún bendito me sirve un buen café, que por ser hoy viernes Santo no lo tengo del todo claro. Y no es que sea dispersión, es la duda natural de un día cualquiera de Semana Santa.